Serena y Blair en la despedida de soltera |
Pero vayamos a lo que nos interesa, que nos vamos por las
ramas. El capítulo empieza estupendamente con Serena preparando la “shower” de
B con cientos de bolsitas súper chic con caros regalitos dentro. Aunque nos
esperábamos un fiestón mucho mayor…
Durante el día previo al evento van apareciendo algunos
líos. En el bando de la pareja real, Louis no confía en los amigos de su futura
esposa y se lo hace saber a ella, con lo que acaban discutiendo, para variar
(chica, ¿cuándo te darás cuenta de que tu principito es un pesado y que los
palacios solo molan en los cuentos?). Blair se cansa y se va de compras con sus
secuaces, que le mienten para hacerle creer que su gran noche será informal y
con comida cutre. Buen trabajo, el vestido naranja de lentejuelas con el que
aparece Queen B por la noche es digno de devolver a la tienda, no pega ni con
cola con el motivo de la despedida, aunque seguro que vale una pasta.
En el bando de los otros Upper East Siders, el abuelo de
Nate amenaza a Diana en echarla si no consigue que su nieto sea la cara visible
del “NY Spectator” –aunque siguen escondiendo algo más que eso–, con lo que
Diana convence a Nate para que la ayude a aumentar el éxito del periódico dando
un gran golpe contra “Gossip Girl”. El chico mueve hilos y obtiene la lista de
contactos y correos que todo el mundo ha enviado a la web de la chica chismosa.
Un gran boom que sale a la luz por culpa de Louis, que amarga la fiesta de
Blair y provoca una nueva brecha en su relación.
La plasta de Charlie/Ivy sigue con sus mentiras y le hace
creer a Lily y a Max que su madre le obligó a cambiarse el nombre por el de Ivy
Dickens para protegerla, pero por suerte Max tiene más materia gris en el
cerebro que ella y en un momento descubre la farsa. Como la chica muy lista no
es, le soborna con dinero, que ya veremos de dónde sacará, a parte de darle el
precioso anillo de diamantes que –¡oh, qué poco nos lo imaginábamos!– le ha tocado
en la despedida.
Los solteros de oro Chuck y Dan, por su parte, son los
únicos que no están invitados a la fiesta y, por ello, fingen pasar del tema y
quedan para ver una peli con un poquito de alcohol y porros de por medio, que
les facilitan el trabajo de quitarse la vergüenza y autoinvitarse a la
despedida. Bueno, eso más bien lo hace Dan, que no se quita a Blair de la
cabeza, mientras que el bueno de Bass sigue portándose más bien que un
corderito. Ay, ay, Chuck, al final nos vas a convencer…
La fiesta –que organiza Serena en casa de su madre y Rufus,
un lugar demasiado familiar para nuestro gusto– es al estilo Tiffany’s, muy elegante, color pastel,
con perlas, champán y diamantes, claro. Con el boom de la lista de contactos de
“Gossip Girl” la fiesta se va al carajo, Blair y Louis discuten y ella se va a
visitar a su amado Chuck, y no parece que sea con buenas intenciones. Además,
el abuelo de Nate despide a Diana, que no quiere que su gran secreto –que
todavía ignoramos se sepa, y Nate pasa a ser el editor jefe del “NY Spectator”.
Un trabajo que le va un poquito grande, creemos. Ah, y Max le pide disculpas a
Serena por plantarla en la otra cita. Hay miraditas y sonrisitas, así que
tenemos romance al caer.
xoxo (@talkingseries)
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