miércoles, 21 de diciembre de 2011

Homeland 1x12: “Marine One”


Llega Navidad y las series que aún quedaban se van despidiendo. Esta semana dos de las grandes nos han abandonado hasta otra temporada: “Dexter” –podéis leer el comentario de nuestro compañero @MarioCS1985–, y “Homeland”, por la que hemos apostado gracias a las recomendaciones que hemos recibido a través de nuestro Twitter (@talkingseries).

Después de casi una hora y media de capítulo, estamos listas para comentar el último episodio de la primera temporada de “Homeland”, una de las series revelación de esta temporada. Un capítulo que nos ha enganchado hasta el último minuto. Nervios, tensión. Si todavía no lo habéis visto, ¡no os lo perdáis! Clicad aquí si queréis ver el trailer de este “Marine One” (1x12) antes de seguir leyendo.

“Marine One” sigue los días previos y posteriores al intento de atentado de Nick Brody (Damian Lewis) al vicepresidente del gobierno de los Estados Unidos. En el anterior capítulo vimos como Brody recogía un chaleco con explosivos que ahora debe ponerse para vengar a los 81 niños que murieron en Irak junto a Issa, el hijo menor del jefe terrorista Abu Nazir, muy querido por el mismo Brody, que era algo así como un
profe de inglés, niñera y compañero de juegos y oraciones para el muchacho –encantador, por cierto. Vemos el sufrimiento de Brody a medida que se va acercando el momento de apretar el detonador de la bomba: primero se despide de su mujer y sus hijos –que, lógicamente, notan algo raro en él, sobretodo Dana– y luego, cuando ya está en el lugar y momento adecuados, su cara de sufrimiento nos mata –olé por esa gran interpretación, temblando y sudando como un pollo a punto de estallar. El sargento aprieta el detonador, pero no funciona, con lo que se esconde para arreglarlo. Justo cuando se dispone a repetir su última acción en la vida, su hija Dana le llama –dramatismo típico americano del “Promise me...”–  y le convence para que vuelva a casa. Hasta sudamos nosotras de los nervios que nos hace pasar, por favor.

Con todo esto, Walker ha sido la pieza para empezar el terror en la zona, pero su papel acaba aquí, pues Brody, después de hablar con Abu Nazir para contarle su decisión de abandonar el plan de atentado suicida para centrarse en el acercamiento personal al vicepresidente –“Por qué matar a un hombre si puedes matar a una idea?”–, le pega un tiro en la cabeza y se va tan tranquilo a su casa –eso sí, abraza a su mujer con una cara de ido que ni te cuento.  

Por su parte, Carrie (Claire Danes), apartada del caso e inhabilitada en la CIA, está con una depresión enorme encerrada en su casa y sin salir de la cama. El bueno –y también triste– de Saul enseña su imagen más tierna y paternalista hacia la chica, a quien demuestra su afecto con visitas constantes y sopitas de pollo. Carrie, que sigue obsesionada con Brody –por el caso terrorista y por su relación personal acabada–, decide someterse a un tratamiento de electroshock para intentar acabar con su bipolaridad. Saul, que es de los pocos que valoran la genialidad de su cerebro especialmente durante los episodios de ataque bipolar, se enfada y no quiere que le hagan el tratamiento, que muy probablemente le provocará amnesia a corto plazo –no nos engañemos, nos tendran unos cuantos episodios con la impotencia por no poder ayudar a la chica a recordar -, pero al final, después de darle la pieza restante del caso, el “amarillo” –la muerte de Issa–, el hombre comprende que Carrie no puede continuar su vida con tanto sufrimiento. Sin embargo, y aquí llega un nuevo foco de emoción, mientras la chica está siendo anestesiada antes de hacerle el electroshock, su prodigiosa mente se ilumina otra vez –esperemos que no sea la última– y relaciona la muerte de Issa con Brody, que suele tener pesadillas gritando el nombre del niño y hablando en árabe, por lo que ni Carrie ni nadie habían comprendido el signficado de esos sueños. En ese momento Carrie solo está con el servicio médico y su hermana, que ignoran las palabras de la chica, y es por eso que creemos firmemente que la pobre no va a recordar nada durante un tiempo, y va a tener que ser Saul quien le vaya sacando hilitos de recuerdos para dar con el clavo de la relación entre Issa y Brody.

En fin, el último capítulo de la temporada acaba con la intriga habitual de cada episodio. Nos deja con las ganas de ayudar a Carrie a luchar contra la futura amnesia del electroshock para poder contar su último descubrimiento en el caso, así como de ver el acercamiento de Brody a la cúpula política estadounidense junto al vicepresidente.

“Homeland” –basada en la serie israelita original “Prisoners of War”–, que ha recibido buenas críticas y buenos niveles de audiencias desde el principio, volverá con una segunda temporada que se empezará a rodar en la primavera de 2012.

Solo queremos destacar una vez más las grandes actuaciones de Damian Lewis, con ese nerviosismo alarmante, y de Claire Danes, que en los últimos capítulos la hemos visto gritar y comportarse como una loca de mente brillante –que nos obliga a preguntarnos: ¿por qué le dan pastis? Con gente así levantábamos el país en dos días–, que nos desespera con su deseperación.

Si queréis más detalles sobre este último capítulo, os recomendamos el comentario de Sergio Jimenez en todoseries.com, que nos da detalles importantes como este: “La desaparición de la tarjeta con el vídeo [con la gravación de Brody en la que cuenta el atentado que pretende provocar] es el seguro para que Brody haga lo que Abu Nazir le ordene en un futuro”. No le falta razón.

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